consecuencias económicas de la Ley Antitabaco
En España, el sector tabaquero da trabajo a 90.000 personas y factura al año más de 10.700 millones de euros. Pero la llamada “Ley Antitabaco” ya se ha hecho sentir en la cuenta de resultados de muchas empresas. Hasta los bares y restaurantes perderían 1.600 millones de euros anuales sin su clientela de fumadores. Las marcas han contraatacado con cajetillas baratas y los locales se reforman para habilitar “espacios sin humo”.
El sector de la restauración es el que parece estar más nervioso; por detrás de éste, un largo suspiro de añoranza resuena en los departamentos de publicidad de los medios de comunicación y las agencias de venta de la misma que echarán de menos las millonarias campañas publicitarias de cigarrillos, y algo de nerviosismo se respira en las tabacaleras. Hay miedo al efecto dominó. Es, por tanto, lógica la inquietud sobre la próxima cuenta de resultados en muchas empresas. Hay preocupación por los puestos de trabajo.
En teoría, la Ley afecta, principalmente, a las tabacaleras, después de todo, es "contra" ellas. ¿Qué podrá más, la ley o el vicio? La pregunta no es para menos: la industria española de este sector es de las más suculentas de Europa. Las cifras cantan. El pasado año facturó 10.708 millones de euros con la comercialización de 93.260 millones de cigarrillos y de ella dependen 90.000 puestos de trabajo, directos e indirectos: 14.000 hectáreas dedicadas a la plantación de tabaco sustentan a 20.000 familias, a las que hay que añadir los 15.000 estancos diseminados por el territorio nacional, los bares, los restaurantes, las gasolineras, los quioscos y las empresas de máquinas expendedoras, que mueven un buen pellizco del sector.
Si las cosas se dan como en Italia e Irlanda —países de la UE que se han anticipado en la defensa de los espacios limpios de humo—, las ventas caerán. Según datos de la Unión de Estanqueros Españoles, en Italia, por ejemplo, el pasado enero (primer mes de aplicación de la Ley), los fumadores compraron un 20% menos de cajetillas, descenso que ahora parece estabilizado en el 8%. En España, las estimaciones preliminares realizadas por expertos financieros de una de las mayores multinacionales del sector apuntan a un descenso del 10% en las ventas. La industria dejará de ingresar, nada más y nada menos, que 2.000 millones de euros durante el primer año de aplicación de la normativa.
Como primer síntoma económico, las ventas de tabaco en nuestro país se han reducido un 6,3% en los primeros meses de 2005. Se vendieron 120,7 millones de cajetillas menos de cigarrillos que en el mismo periodo de 2004. En los siete primeros meses del año, las ventas acumuladas de cigarrillos han caído un 1,89 por ciento hasta los 2.682 millones de cajetillas, mientras que en valor subieron un 3,1% hasta 5.890,8 millones de euros. La irrupción y el éxito de los llamados "cigarrillos baratos" —entre 1 y 1,7 euros por cajetilla, y que ya suponen un 28% del total de ventas— han enjugado las pérdidas y maquillado las estadísticas.
Por eso las empresas tabaqueras han querido anticiparse para sortear el impacto de la Ley con el lanzamiento al mercado de este tabaco de baja gama. El consumidor, cautivado por el precio, ha hecho que las ventas se dispararan entre junio y octubre hasta incrementarlas un 19%. Este ha sido el primer naipe que se han sacado de la manga los fabricantes. Ellos saben que necesitan 175.000 nuevos consumidores anuales para mantener rentable el negocio e idearán nuevas estrategias para conseguirlos.
Bares y humo. Las estimaciones de la Federación Española de Hostelería por las restricciones a las que se enfrentan los fumadores no pueden ser más alarmistas: los bares y restaurantes españoles perderán 1.600 millones de euros en ventas, lo que equivale al 8% de su cifra de negocio y a unos 20.000 puestos de trabajo. Los propietarios de estos locales se sienten maltratados por la Ley, sobre todo aquéllos cuyos establecimientos superan los 100 metros cuadrados. Mientras que los bares de inferiores dimensiones tendrán libertad para elegir si se suman a la oferta de espacios limpios de humos o no, ellos estarán forzados a instalar salas perfectamente compartimentadas y ventiladas para los que deseen saborear un cigarrillo.En ningún caso, el cubículo para fumadores podrá superar el 30% de la superficie del local. A la Ley le llueven las críticas desde el sector por no tener en cuenta su problemática específica y los perjuicios para el negocio. La moratoria de 8 meses —pendiente de aprobación— establecida para acometer las reformas parece insuficiente, teniendo en cuenta que los trámites para obtener una licencia de obras por parte de los ayuntamientos pueden demorarse dos años. Eso sin tener en cuenta las inversiones para acomodar el local a las exigencias de la Ley (entre 8.000 y 18.000 euros para un restaurante de unos 100 metros cuadrados) y la falta de empresas especializadas en este tipo de reformas. Al menos, el sector de la albañilería saldrá beneficiado.
Otra caja registradora que dejará de sonar, y esta sí que para siempre, será la de los medios de comunicación y las agencias de publicidad. Con la Ley llegará la prohibición de publicitar las marcas por considerar que inducen a fumar. Según datos de Infoadex, empresa que controla y analiza las inserciones publicitarias en España, la industria del tabaco invirtió en 2004 algo más de 64 millones de euros en anunciar sus marcas en los diferentes soportes publicitarios del mercado español, aunque se ha concedido una prórroga de tres años durante los que se respetará el patrocinio de estas marcas en eventos deportivos relacionados con el motor, para respetar los contratos. Por ejemplo, Altadis (ex Tabacalera), a través de su marca Fortuna, será uno de los patrocinadores del equipo italiano Gresini Racing de Moto GP, que lucirá el nombre de Fortuna Honda durante 2006 y 2007. Uno de sus primeros espadas será el piloto Toni Elías. Se estima que las firmas de tabaco han venido contribuyendo a financiar los equipos de Fórmula 1 con entre 200 y 300 millones de euros al año. Este hueco publicitario tiene todas las papeletas de ser reemplazado por las grandes multinacionales de bebidas.
Aunque lo peor se vivirá en las compañías donde hay fumadores. Cualquier empresa que no se hubiera preparado para la reciente decisión de la OMS de no contratar a fumadores, se enfrentará a pérdidas. La desaparición de las narcosalas provocará que los adictos, haga frío o calor, salgan a la puerta del lugar de trabajo. La patronal empresarial CEOE y los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO, que comparten el espíritu de la Ley, advierten de que puede poner en peligro las relaciones laborales e importantes costes para las empresas por la pérdida de productividad.
En España 7,3 millones de trabajadores fuman. Un 70% del total —5,1 millones— estarían afectados por la Ley, que son los que realizan sus cometidos en centros de trabajo cerrados. Un estudio elaborado por la empresa Aire Limpio, especialista en soluciones para mejorar la calidad del aire en edificios, calcula que las empresas perderían unos 10,12 euros diarios por cada trabajador que fuma, lo que equivaldría a más de 2.287 euros al año. El cálculo parte de un salario bruto anual de 18.000 euros y que cada cigarrillo, incluyendo el acto de saborearlo y el desplazamiento a la vía pública, exigiría 15 minutos y 15 segundos al empleado. Poniendo que el trabajador abandonara su puesto de trabajo para encender cuatro pitillos, malgastaría una hora y un minuto al día, lo que equivaldría a 28,7 días laborales. En una empresa mediana, con unos 500 empleados, trasladar las salas de fumadores a la calle supondría una pérdida de 450.000 euros al año. Si la compañía cuenta con una plantilla de más de 2.500 trabajadores, el coste se dispararía a 1,1 millones de euros.
Los fumadores, en su defensa, afirman que los no fumadores pierden el tiempo en otras muchas cosas de las que no se contabiliza el tiempo, como hablar con su familia, hacer pasillo, mirar Internet o cotillear con los compañeros. Aunque bien es cierto que las empresas que trabajan por objetivos no se sienten preocupadas, saben que los adictos ya se ocuparán de terminar con sus labores. De ahí, que desde la mayoría de los sectores empresariales se defienda la existencia de salas para fumadores. "Hemos puesto en práctica políticas para hacer prevalecer el derecho del no fumador desde hace años, pero entiendo que hay que respaldar a los adictos al tabaco con programas específicos y no sólo arañando su espacio vital", defiende Pablo Pastor, director de Recursos Humanos de la multinacional IBM. Este directivo reconoce, por experiencia propia y por la política de prevención del tabaquismo que desarrolla la empresa desde hace años, que una narcosala en una empresa puede llegar a ser incluso más efectiva para abandonar el tabaco que los cursos para fumadores.
Como contrapartida el dejar de fumar produce una reducción en los costes de la Seguridad Social que repercute positivamente en los presupuestos del Estado.
Video : "Reducción precios en algunas marcas de tabaco,malestar de los estanqueros,reducción plantilla de Altadis, posible disminución recaudación de impuesto especial de tabaco y la bajada de precios puede influir a que el consumidor no disminuya el consumo de tabaco"
Vía: Mercedes Gómez;telecinco,blogalaxia,tags: ley antitabaco
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El sector de la restauración es el que parece estar más nervioso; por detrás de éste, un largo suspiro de añoranza resuena en los departamentos de publicidad de los medios de comunicación y las agencias de venta de la misma que echarán de menos las millonarias campañas publicitarias de cigarrillos, y algo de nerviosismo se respira en las tabacaleras. Hay miedo al efecto dominó. Es, por tanto, lógica la inquietud sobre la próxima cuenta de resultados en muchas empresas. Hay preocupación por los puestos de trabajo.
En teoría, la Ley afecta, principalmente, a las tabacaleras, después de todo, es "contra" ellas. ¿Qué podrá más, la ley o el vicio? La pregunta no es para menos: la industria española de este sector es de las más suculentas de Europa. Las cifras cantan. El pasado año facturó 10.708 millones de euros con la comercialización de 93.260 millones de cigarrillos y de ella dependen 90.000 puestos de trabajo, directos e indirectos: 14.000 hectáreas dedicadas a la plantación de tabaco sustentan a 20.000 familias, a las que hay que añadir los 15.000 estancos diseminados por el territorio nacional, los bares, los restaurantes, las gasolineras, los quioscos y las empresas de máquinas expendedoras, que mueven un buen pellizco del sector.
Si las cosas se dan como en Italia e Irlanda —países de la UE que se han anticipado en la defensa de los espacios limpios de humo—, las ventas caerán. Según datos de la Unión de Estanqueros Españoles, en Italia, por ejemplo, el pasado enero (primer mes de aplicación de la Ley), los fumadores compraron un 20% menos de cajetillas, descenso que ahora parece estabilizado en el 8%. En España, las estimaciones preliminares realizadas por expertos financieros de una de las mayores multinacionales del sector apuntan a un descenso del 10% en las ventas. La industria dejará de ingresar, nada más y nada menos, que 2.000 millones de euros durante el primer año de aplicación de la normativa.
Como primer síntoma económico, las ventas de tabaco en nuestro país se han reducido un 6,3% en los primeros meses de 2005. Se vendieron 120,7 millones de cajetillas menos de cigarrillos que en el mismo periodo de 2004. En los siete primeros meses del año, las ventas acumuladas de cigarrillos han caído un 1,89 por ciento hasta los 2.682 millones de cajetillas, mientras que en valor subieron un 3,1% hasta 5.890,8 millones de euros. La irrupción y el éxito de los llamados "cigarrillos baratos" —entre 1 y 1,7 euros por cajetilla, y que ya suponen un 28% del total de ventas— han enjugado las pérdidas y maquillado las estadísticas.
Por eso las empresas tabaqueras han querido anticiparse para sortear el impacto de la Ley con el lanzamiento al mercado de este tabaco de baja gama. El consumidor, cautivado por el precio, ha hecho que las ventas se dispararan entre junio y octubre hasta incrementarlas un 19%. Este ha sido el primer naipe que se han sacado de la manga los fabricantes. Ellos saben que necesitan 175.000 nuevos consumidores anuales para mantener rentable el negocio e idearán nuevas estrategias para conseguirlos.
Bares y humo. Las estimaciones de la Federación Española de Hostelería por las restricciones a las que se enfrentan los fumadores no pueden ser más alarmistas: los bares y restaurantes españoles perderán 1.600 millones de euros en ventas, lo que equivale al 8% de su cifra de negocio y a unos 20.000 puestos de trabajo. Los propietarios de estos locales se sienten maltratados por la Ley, sobre todo aquéllos cuyos establecimientos superan los 100 metros cuadrados. Mientras que los bares de inferiores dimensiones tendrán libertad para elegir si se suman a la oferta de espacios limpios de humos o no, ellos estarán forzados a instalar salas perfectamente compartimentadas y ventiladas para los que deseen saborear un cigarrillo.En ningún caso, el cubículo para fumadores podrá superar el 30% de la superficie del local. A la Ley le llueven las críticas desde el sector por no tener en cuenta su problemática específica y los perjuicios para el negocio. La moratoria de 8 meses —pendiente de aprobación— establecida para acometer las reformas parece insuficiente, teniendo en cuenta que los trámites para obtener una licencia de obras por parte de los ayuntamientos pueden demorarse dos años. Eso sin tener en cuenta las inversiones para acomodar el local a las exigencias de la Ley (entre 8.000 y 18.000 euros para un restaurante de unos 100 metros cuadrados) y la falta de empresas especializadas en este tipo de reformas. Al menos, el sector de la albañilería saldrá beneficiado.
Otra caja registradora que dejará de sonar, y esta sí que para siempre, será la de los medios de comunicación y las agencias de publicidad. Con la Ley llegará la prohibición de publicitar las marcas por considerar que inducen a fumar. Según datos de Infoadex, empresa que controla y analiza las inserciones publicitarias en España, la industria del tabaco invirtió en 2004 algo más de 64 millones de euros en anunciar sus marcas en los diferentes soportes publicitarios del mercado español, aunque se ha concedido una prórroga de tres años durante los que se respetará el patrocinio de estas marcas en eventos deportivos relacionados con el motor, para respetar los contratos. Por ejemplo, Altadis (ex Tabacalera), a través de su marca Fortuna, será uno de los patrocinadores del equipo italiano Gresini Racing de Moto GP, que lucirá el nombre de Fortuna Honda durante 2006 y 2007. Uno de sus primeros espadas será el piloto Toni Elías. Se estima que las firmas de tabaco han venido contribuyendo a financiar los equipos de Fórmula 1 con entre 200 y 300 millones de euros al año. Este hueco publicitario tiene todas las papeletas de ser reemplazado por las grandes multinacionales de bebidas.
Aunque lo peor se vivirá en las compañías donde hay fumadores. Cualquier empresa que no se hubiera preparado para la reciente decisión de la OMS de no contratar a fumadores, se enfrentará a pérdidas. La desaparición de las narcosalas provocará que los adictos, haga frío o calor, salgan a la puerta del lugar de trabajo. La patronal empresarial CEOE y los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO, que comparten el espíritu de la Ley, advierten de que puede poner en peligro las relaciones laborales e importantes costes para las empresas por la pérdida de productividad.
En España 7,3 millones de trabajadores fuman. Un 70% del total —5,1 millones— estarían afectados por la Ley, que son los que realizan sus cometidos en centros de trabajo cerrados. Un estudio elaborado por la empresa Aire Limpio, especialista en soluciones para mejorar la calidad del aire en edificios, calcula que las empresas perderían unos 10,12 euros diarios por cada trabajador que fuma, lo que equivaldría a más de 2.287 euros al año. El cálculo parte de un salario bruto anual de 18.000 euros y que cada cigarrillo, incluyendo el acto de saborearlo y el desplazamiento a la vía pública, exigiría 15 minutos y 15 segundos al empleado. Poniendo que el trabajador abandonara su puesto de trabajo para encender cuatro pitillos, malgastaría una hora y un minuto al día, lo que equivaldría a 28,7 días laborales. En una empresa mediana, con unos 500 empleados, trasladar las salas de fumadores a la calle supondría una pérdida de 450.000 euros al año. Si la compañía cuenta con una plantilla de más de 2.500 trabajadores, el coste se dispararía a 1,1 millones de euros.
Los fumadores, en su defensa, afirman que los no fumadores pierden el tiempo en otras muchas cosas de las que no se contabiliza el tiempo, como hablar con su familia, hacer pasillo, mirar Internet o cotillear con los compañeros. Aunque bien es cierto que las empresas que trabajan por objetivos no se sienten preocupadas, saben que los adictos ya se ocuparán de terminar con sus labores. De ahí, que desde la mayoría de los sectores empresariales se defienda la existencia de salas para fumadores. "Hemos puesto en práctica políticas para hacer prevalecer el derecho del no fumador desde hace años, pero entiendo que hay que respaldar a los adictos al tabaco con programas específicos y no sólo arañando su espacio vital", defiende Pablo Pastor, director de Recursos Humanos de la multinacional IBM. Este directivo reconoce, por experiencia propia y por la política de prevención del tabaquismo que desarrolla la empresa desde hace años, que una narcosala en una empresa puede llegar a ser incluso más efectiva para abandonar el tabaco que los cursos para fumadores.
Como contrapartida el dejar de fumar produce una reducción en los costes de la Seguridad Social que repercute positivamente en los presupuestos del Estado.
Video : "Reducción precios en algunas marcas de tabaco,malestar de los estanqueros,reducción plantilla de Altadis, posible disminución recaudación de impuesto especial de tabaco y la bajada de precios puede influir a que el consumidor no disminuya el consumo de tabaco"
Vía: Mercedes Gómez;telecinco,blogalaxia,tags: ley antitabaco
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