La economía del cuidado



Hallar soluciones a la prestación de cuidados es esencial para que las mujeres gocen de igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo. El trabajo de cuidados tiene lugar en diversos entornos y tanto en la economía formal como en la informal. Una parte de estos cuidados son prestados por el sector de los servicios de salud, que es esencialmente formal y público. Los servicios públicos de cuidado de niños y niñas, la educación de la primera infancia, los cuidados dirigidos a las personas con discapacidad y los cuidados de larga duración, así como el cuidado de las personas de edad, son otros de los ámbitos que integran la economía del cuidado.



Sin embargo, los servicios de salud, de educación y sociales tienen muchos puntos en común con otras formas de cuidados remunerados y no remunerados prestados, por ejemplo, por familiares y miembros de la comunidad, a menudo debido a la falta de acceso a servicios de cuidados de calidad. Algunos gobiernos pueden depender del trabajo no remunerado de las mujeres y las niñas o de las trabajadoras domésticas insuficientemente remuneradas para prestar servicios públicos, o incluso para sustituirlos, en su empeño por limitar la carga financiera para el Estado.

Hallar soluciones a la prestación de cuidados es un reto al que se enfrenta un número creciente de mujeres que se incorporan a la fuerza de trabajo, y que tratan de cumplir, a la vez, con sus responsabilidades de crianza y educación de las próximas generaciones.

Al mismo tiempo, la población mundial vive más tiempo que en cualquier otro momento de la historia. Las poblaciones de todos los países están envejeciendo, incluso en los países que registran en la actualidad tasas de fertilidad comparativamente altas, pero una menor esperanza de vida al nacer. La prestación de cuidados a las personas con enfermedades de corta duración o con enfermedades crónicas y/o con discapacidades también debe tomarse en consideración. El cuidado de las personas de edad y de personas enfermas recae con frecuencia en las mujeres y las niñas.

La economía del cuidado está creciendo a medida que aumenta la demanda de cuidado de los niños y de las personas de edad en todas las regiones, por lo que creará numerosos empleos en los próximos años. Sin embargo, el trabajo de cuidados en todo el mundo sigue estando caracterizado por la falta de beneficios y protecciones, por bajos salarios o nula compensación, y por el riesgo de sufrir daños físicos y mentales y, en algunos casos, abuso sexual. Es evidente que se requieren nuevas soluciones a la prestación de cuidados en dos frentes: en lo que respecta a la naturaleza y la facilitación de políticas y servicios de cuidado, y en términos de las condiciones en que los cuidados se prestan.

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